Holaa!
He estado tan ocupada estos últimos días que ni tiempo me había quedado para conectarme a Internet. Lo malo es que estaré en las mismas hasta más o menos la próxima semana.Les cuento. Me he cambiado de casa!
Después de 5 amargos y emocionantes años, por los que pasé un millón de cosas que no había vivido ni experimentado jamás, dejo definitivamente de vivir en el asqueroso y vertiginoso estilo de vida santiaguino, y me sumerjo en la tranquilidad y pasividad del pequeño pueblito que me vio nacer y crecer: San Sebastián.
El fin de semana pasado fue una locura. El sábado fue el día en que el caballero que nos arrendaba nos ofreció llevar nuestras en su autito que tiene parrilla y una parte trasera para guardar cosas. La idea era hacer dos viajes el mismo día. En uno, llevaríamos las camas la cómoda, bolsas y cajas, y en un segundo viaje llevaríamos el escritorio una mesita, mi cpu, monitor impresora, etc.
Nos levantamos temprano para hacer el primer viaje, cargamos las cosas y nos fuimos, mi madre y yo con el caballero a la casa en la costa. A mitad de camino, pasado el peaje melipilla, pasadito Leyda, sucede lo peor. Mi madre empieza a sentir olor a humo y antes de darnos cuenta vimos cómo salía humo del motor. Nos detuvimos en la berma y nos dimos cuenta que el caballero había olvidado ponerle la tapa al radiador y el agua se había saltado para todos lados. Esperamos a que el motor se enfriara para intentar hacerlo funcionar. Una hora después, luego de dos intentos, el motor no encendió: se había fundido.
El caballero llamó a su hija que vivía en San Bernardo y aceptó irlo a buscar a la carretera y acercarnos a la casa con las cosas y luego llevárselo a Santiago de vuelta tirando. Tendríamos que esperar más de hora y media para que la hija llegara. En ese rato pasó el auto de asistencia de ruta, y nos ofreció una grúa que nos podía llevar a la rotonda donde empieza el camino a cartagena. Nos podía acercar, pero como la grúa pertenecía al servicio de la autopista del sol, no podía salirse de la ruta, y no podía dejarnos más allá de ese punto.
Considerando que el auto de la hija del caballero era chiquito, no estaría mal que nos acercara un poco para que así no le pasara nada auto con el exceso de peso en un trayecto tan largo y así no volver a tener otro auto con el motor fundido.
Veinte minutos después llega la grúa que estaba en Melipilla. Con gran facilidad baja la rampa, encadena el auto y nos lleva hasta el cruce. En el camino también cuelga a otro auto que estaba en pana y que llevaría hasta el final de la autopista en dirección a San Antonio.
Mientras bajaba el otro auto para sacar el nuestro y dejarnos en la variante hacia Cartagena, el caballero que nos arrendaba se acercó a una furgoneta de Pullman Cargo que justo estaba dando la vuelta en esa calle y se había estacionado al lado de nosotros. Por unas cuantas lucas aceptaron llevarnos las cosas hasta la casa. Sacamos todas las cosas del auto y las echamos al camión de Pullman Cargo. Nos despedimos del caballero que nos llevaba, ya que él se quedaría ahí esperando a que la hija lo fuera a recoger y lo tirara a Santiago.
Había un taco enorme en la variante hacia el norte, ya que como era fin de semana y fin de mes se juntó el recambio de veraneantes y había mucha gente en dirección a las playas de Las Cruces, El Tabo, El Quisco, etc. Así que tomamos el camino viejo del cementerio, que se mete por una calle que pasa por el cementerio y llega hasta el camino Lo Abarca, que va desde San Sebastián a Lo Abarca,y que nos lleva directamente a las calle central de San Sebastián, saltándose parte de la avenida principal.
Llegamos por fin a la casa. Bajamos las cosas hasta el portón y le dimos la gran noticia a mi abuelo, al que no le habíamos dicho nada de nuestros planes. No la podía creer :)
Mi casa queda en alto, como a 4 metros del nivel de la calle, por lo que hay que subir unas cuantas escaleras para llegar a la entrada. Menos mal cayó una neblina baja, la típica vaguada mojadora que pasa a ras de suelo, lo que evitó que subiéramos todos los cachivaches a todo sol.
Cansadas ordenamos y apilamos las cosas en las piezas, sin ánimo de ordenar inmediatamente, mientras mi madre llamaba por teléfono averiguando quien podría ir a Santiago a buscarnos el resto de las cosas que se nos quedaron.
Comimos un poco de arroz con tomate, que era lo único que había y fuimos a hablar con el marido de una prima de madre, el mismo que nos llevó las cosas la primera vez que nos fuimos a Santiago hace 5 años atrás en un pequeño colectivo que él manejaba. Resultó ser que el está actualmente trabajando en un camión trasladando huevos a Santiago y otras ciudades. Nos ofreció traernos las cosas el día lunes, cuando él se viniera sin carga en la tarde de ese día.
Más tranquilas, volvimos a la casa, tendríamos que esperar al lunes para ir a recoger las cosas.
Terminé de ordenar las cosas tarde en la noche, ya como a las 9, con un poco más de espacio, nos fuimos a dormir. Cansadas y agotadas pero ya en casa y pensando en mil proyectos para vivir mejor en este nuevo hogar :)
Otra travesía fue ir a buscar las cosas el lunes. Pero eso se los contaré mañana, ya que tengo que ir a stgo temprano a hacer trámites =)
See you next post!